Carlos Rodríguez Nichols
Los primeros seis meses del gobierno del actual presidente griego, Alexis Tsipras, se traduce en un período de pérdida de credibilidad de los mercados internacionales: una fuga de capitales de cuarenta mil millones de euros, cuarenta billones, que han dejado a la economía helénica en una grave situación económica ante las naciones que conforman la eurozona así como frente al mundo. Seis meses en que el actual gobierno no ha realizado ningún proyecto de desarrollo que ponga en marcha una economía estancada y que, más bien, día a día se ahoga en un mar de deudas con sus acreedores del Eurogrupo, especialmente con Alemania y Francia.
Después de múltiples reuniones en Bruselas, con los presidentes y ministros de finanzas de los países europeos, el comportamiento del jefe de gobierno griego y su equipo económico estuvo marcado por insultos y viles actos de agresión contra personalidades de las naciones del Eurogrupo: organizaciones e identidades financieras que en la última década han rescatado a Grecia de una suerte de muerte anunciada, en que se ha evitado su salida de la escena.
Una salida de Grecia de la Unión Europea y del euro no es una solución óptima para ninguno de los actores involucrados; razón, por la cual, se ha tratado de sanear la economía helénica con dos recates financieros y una quita de alrededor de ochenta billones de euros.
El pasado cinco de julio, el presidente Tsipras midió su fuerza política en un referéndum, incurriendo en un gasto de aproximadamente cien millones de euros, donde el pueblo griego brindó un amplio respaldo al carismático jefe de gobierno, oponiéndose a las medidas de austeridad impuestas por los acreedores europeos que, en aras de una reconstrucción económica de la nación helénica, han asfixiado, según la postura oficialista, a la mayoría de la población.
No obstante, debido a la grave situación que atraviesa el país, el presidente Tsipras ha tenido que renunciar a su discurso populista, a las promesas electorales y, en gran medida, plegarse a las exigencias del club de las naciones europeas. El Eurogrupo, al igual que los mercados e inversionistas internacionales, han perdido la credibilidad en los gobernantes griegos, tanto del pasado como de la actualidad, constructores de una falsa realidad y de una incapacidad para lograr un desarrollo económico sostenible a largo plazo.
Después de cinto ochenta días en el poder, el gobierno de Alexis Tsipras ha colocado a Grecia al borde de un colapso económico y social, afectando la integridad política de la Unión Europea y la solidez del euro: un conflicto que conlleva sufrimientos humanos, pérdidas materiales y una degradación psicosocial.