El futuro presidente de Estados Unidos

Carlos Rodríguez Nichols

El candidato a ocupar la Casa Blanca tendrá que desafiar un mundo convulso por los cuatro costados. A nivel doméstico, aunque los indicadores macroeconómicos de la economía estadounidense han mejorado cuantiosamente en el último lustro, existen movimientos anti establishment en franca oposición al crecimiento global y a los tratados de comercio transatlántico y pacífico, ahondado a constantes amenazas terroristas a las principales naciones occidentales.

A nivel internacional, el futuro presidente tendrá que enfrentarse a  una multiplicidad de actores que configuran la realidad actual de un  mundo políticamente multipolar. Ya no se trata de aquella Guerra Fría en que las dos grandes potencias mundiales estaban en una constante lucha de equilibrio y poder. En este momento existen varias fuerzas militares y nucleares que intentan, geopolíticamente, tener control del planeta.

El conflicto de Oriente Próximo se ha convertido en un caos y miseria  a gran escala. Millones de personas inocentes, y al margen de esta descabellada lucha de poderes, estarán para siempre marcados por una profunda pérdida de su subjetividad, de lo más íntimo, su pasado, su historia y sus seres queridos. Las balas y misiles destruyeron sus hogares, comunidades enteras, escuelas y hospitales, produciendo una de las mayores oleadas de desplazados de la historia. Hordas de hombres, mujeres y niños en situaciones des-humanizadas huyen como roedores del caudal de la muerte. Arriesgan lo que les queda de vida, se lanzan a mares y ríos, saltan y burlan muros alambrados dejando su piel y la de los suyos en ese tortuoso camino. Se convierten en seres anónimos en busca de resguardo, de un hogar, trabajo, comida, y raíces históricas que los haga parte de una patria, de un continente europeo dispersado políticamente debido a la problemática de los refugiados.

Del otro lado del muro, de la cerca alambrada, hay poblaciones centro europeas amenazadas por esta multitud de desconocidos que les exige un lugar en su  Estado, nación, en la fuerza laboral y en el sistema de educación y salud. Ante esta supuesta marea de invasores, surgen en Europa movimientos políticos xenófobos con discursos nacionalistas y populistas que luchan por conservar su identidad, sus intereses políticos y económicos. Dos caras de la misma moneda que refleja lo real, sin filtros ni veladuras, de la humanidad.

El futuro comandante en jefe de la primera potencia mundial tendrá que lidiar con la escalada de poder de la Federación Rusa liderada por Vladimir Putin en la última década, y su cercanía con regímenes de corte dictatorial, entre ellos Turquía, Irán y Siria en contraposición a la hegemonía de Arabia Saudí y sus aliados en la región. Un mapamundi marcado por la beligerancia de fuerzas con capacidad de destruirse los unos a los otros.

El próximo 20 de enero, Barak Obama entregará al próximo presidente de Estados Unidos la dirección de la Casa Blanca y, también, las claves nucleares capaces de activar una destrucción atómica. No es la primera vez que se entrega semejante responsabilidad a un nuevo comandante en jefe. Pero, es la primera vez que la presidencia de la primera potencia mundial podría estar dirigida por una persona carente de toda herramienta diplomática sin experiencia en la arena política internacional, o por una mujer que aunque cuenta con una vasta experiencia en diferentes frentes políticos, tiene una imagen turbia, una especie de opacidad, que la hace inadmisible de cara a gran parte del electorado.

About Carlos Rodríguez Nichols

Soy Carlos Rodríguez Nichols
This entry was posted in Uncategorized. Bookmark the permalink.

Leave a Reply

Fill in your details below or click an icon to log in:

WordPress.com Logo

You are commenting using your WordPress.com account. Log Out /  Change )

Facebook photo

You are commenting using your Facebook account. Log Out /  Change )

Connecting to %s