Rusia desafía a Estados Unidos

Carlos Rodríguez Nichols

La expansión de Rusia en Oriente Próximo y el ambicioso plan de Vladimir Putin como líder de peso en la arena política internacional no se limita solamente a los intereses geopolíticos en el Golfo sino también a nivel mundial. Rusia pasó de ser la potencia destrozada por su adversario en la Guerra Fría, a involucrarse agresivamente en conflictos armados y en las políticas internas de naciones rivales.

La reciente intromisión del servicio secreto ruso en las elecciones estadounidenses pone en evidencia el alcance del Kremlin a gran escala, pero, especialmente confirma la deficiencia de los controles de seguridad y la desinformación de la primera potencia mundial. Insistir en el espionaje de Putin en las elecciones de Estados Unidos perjudica más la credibilidad del sistema de inteligencia norteamericano, que la reputación del presidente electo estadounidense o la del Jefe de Estado moscovita. El hackeo de las pasadas elecciones en manos de los rusos no descalifica a Donald Trump como futuro presidente, sino más bien subraya las deficiencias del primer poderío mundial ante organizaciones terroristas, y frente a las fuerzas del submundo político que compiten en el tablero internacional.

Es de conocimiento público el papel de los servicios de inteligencia y el espionaje mutuo entre todas las potencias del mundo. Sin ir muy lejos, el servicio secreto de Estados Unidos interceptó el móvil personal de Ángela Merkel, la Jefa de Estado alemana y una de las más cercanas aliadas de la potencia norteamericana durante la administración Obama. También, no se debe de olvidar la injerencia de Estados Unidos a favor del partido opositor a Vladimir Putin en las elecciones de Rusia tres años atrás.

Las supuestas teorías del espionaje ruso no solo dañan la imagen de los servicios de inteligencia estadounidenses; sino que ahora, como si fuera poco, sale a la luz una maniobra chantajista de Putin contra Donald Trump: una suerte de soap opera, a sólo pocos días del cambio de poder y ascenso del próximo presidente. Repudiado por gran parte del electorado, el empresario neoyorkino fue elegido democráticamente en las urnas por una magra mayoría del electorado. El pueblo eligió a un hombre totalmente carente de experiencia militar, política, y diplomática, con una personalidad narciso patológica, y un serio trastorno de control de los impulsos. Conducta que se plasma en su impetuosa verborrea y en la interminable catarata de tuits.

Resulta inverosímil que el electorado de la primera potencia del mundo haya sido manipulado por elementos externos; y a un más, que una nación rival haya interferido y decido los resultados de las elecciones presidenciales según sus propios intereses. Si es así, entonces resulta indudable la vulnerabilidad del sistema y la fragilidad del poderío estadounidense. De igual forma, parece inconcebible que Barack Obama, un hombre con una sobresaliente capacidad intelectual, contamine el final de su presidencia involucrándose en habladurías y teorías de fisgoneo internacional. El Presidente Obama y los dirigentes del Partido Demócrata están actuando como lo que se esperaría del presidente electo, en caso de haber perdido las elecciones presidenciales.

Si hay algo claro de toda esta saga casi tercermundista, es el el desafío y la amenaza que significa Rusia para Estados Unidos. Y, así como queda en entredicho la injerencia del Presidente Putin en los resultados electorales estadounidenses, no se pone en duda el lugar preponderante de Rusia en la arena política  internacional. Vladimir Putin y las estrategias del Kremlin ocupan los titulares del mundo;  al punto de prácticamente robarle el protagonismo a Washington en la investidura presidencial. Es tal el realityshow en que se ha convertido el traspaso de poderes de la primera potencia mundial, que la grandiosidad y el honor de ser el Presidente y Comandante en Jefe de Estados Unidos, se ha teñido de un aire circense alrededor de la ostentosa figura de Donald Trump.

El comportamiento descomedido del futuro presidente será tolerado hasta el día que interfiera en la hegemonía de la Estados Unidos y en los intereses económicos de las grandes corporaciones norteamericanas. Si esto ocurre, el sistema de una forma o de otra se encargará de sacarlo de la escena. ¡Después de todo, no sería la primera vez que esto sucede!

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