La influencia de los medios de comunicación en la delincuencia

Los medios de comunicación tienen un impacto en las conductas de masas, capaz de modificar valores y percepciones de la realidad; al punto de generar conductas delictivas en un sector de la población. Algunas de las transmisiones televisivas, videojuegos, noticias rojas y películas de mentes homicidas generan conductas agresivas, violencia y acciones criminales, que pueden llegar a modificar aspectos cognitivos y afectivos. Es decir, existe una innegable influencia negativa de los medios de comunicación en las acciones delictivas de un nada desdeñable porcentaje de los espectadores.

“El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI 2012), señala que 93 de cada 100 hogares mexicanos cuentan con televisión. Las personas mayores de 12 años pasan en promedio trece horas a la semana frente al televisor. Otros datos indican que en promedio el mexicano pasa diariamente casi cinco horas frente al televisor”. (RAMOS, R.A. 2017)

Esto indica que la familia o grupo de crianza ha delegado gran parte del tiempo destinado a la socialización primaria a los medios de comunicaciones. Así, los niños se encuentran frente a la televisión, computadora o algún tipo de aparato electrónico durante una parte importante del día. Sin duda, las imágenes televisivas son parte de la construcción y desarrollo psíquico de niños y adolescentes; un daño con considerables consecuencias a futuro. Esto, no es monopolio de las clases acomodadas.  También sucede en grupos sociales menos privilegiados. 

La gente de bajos recursos económicos es presa del aparato mediático, principalmente de la televisión nacional, con programaciones cargadas de telenovelas, intrigas y violencia. La mayoría de estas series con contenidos socioeconómicos muy distantes a sus propias realidades, que generan sentimientos de ira, enojo, envidia  y odio. En otras palabras, una polarización de la sociedad entre los que gozan de privilegios y los “otros” que “miran” desde la barrera. 

Quizás por eso, las películas de narcotraficantes tienen tanta resonancia entre un público masivo carente de lujos y privilegios; evocan historias de capos, muchos de ellos provenientes de estratos muy bajos, que han alcanzado la cima, fama y opulencia por medio de violencia, trampas, armas y dinero sucio para sobornar figuras de poder. Es decir, se convierten en “respetados hombres de negocios” a nivel  nacional e incluso internacional. Ejemplo de esto dicho es la serie acerca de la vida de El Chapo.

Desafortunadamente, los medios de comunicación masivos transmiten un corpus informativo que no es necesariamente conocimiento cultural o intelectual; más bien, es una masificación de material cargado de aspectos negativos del ser humano: uso de armas, tráfico de drogas, agresión, violencia y engaños. Construyen una realidad proyectiva, un juego especular, en la que se es víctima o victimario, mártir o verdugo, y ganador al precio que sea o un desechable perdedor. El espectador escoge.

Referencias bibliográficas:

-GARCÍA, M.F, FIGUEROA, G, SAAVEDRA, D, Influencia de los medios de comunicación en la generación de conductas criminales, Universidad de Guadalajara, México.

–RAMOS, R.A. 2017, Medios de Comunicación y criminalidad en México, Revista Ciencia, volumen 68, número 4, México DF, México.

-URIOS, R., 2015, La influencia de los medios de comunicación en la construcción de realidad. El estereotipo del delincuente. Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina.

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